jueves, 30 de agosto de 2007

Nadando

"Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás
juro por lo que fui
que me iría de aquí…"




-Joan Manuel Serrat





-¡Hola! –me sugiero llamarte emocionado al encuentro, detrás del polvo de la pared-. Sabes, la nada ya huele a todo aquí, el mínimo tufo caleidoscópico de presencias vanas.
“Así es mi vida. Nada que hacer ante la embrujante fragancia de inexistencias. Proximidad que pesa, sobre todo, a la izquierda infinita de un cero rastrero en laberintos diluidos mar adentro.
“Y es que ahora entiendo: es nada la maldita “libertad de expresión” cuando no se puede expresar la verdadera libertad olfateando simetrías sospechosas de muy poco, casi nada. Ninguna cosa que logre, al menos, exhalaciones fragmentarias pero vivas de nuestra propia historia; hasta el viento de tu próxima partida que, esta noche, al fin, emana su real sentido, imaginando que eres quien la procura para mí.
“Mi nada, que nada me da, sabe a ti.
“Anda, sigue nadando entre las telarañas de mi cuarto. Los laberintos diluidos, mar adentro –esa terrible ola de tus sueños-, no lograrán hacerte daño.”




-Eres libre –pareces responder simulando mi ausencia más allá del polvo de la ventana-. Exprésate a voluntad ahora que la arena nos cubre por completo. Nada malo nos podrá pasar.



Entonces, poco antes del amanecer, las arañas mojigatas, impresionadas de la escena, intentaron aprender el punto de cruz hacia la derecha; a flotar sobre la marejada que me lleva hasta su orilla.