viernes, 6 de abril de 2007

Diecisiete Segundos

Te huelo a papel de tabaco envuelta en un son habanero. Caminas sin prisa, por la sombra, hasta alcanzar la puerta de la agencia Vicuña Mackenna.

A tu regreso, luego de deslizar la carta en el buzón, cruzas O’Higgins y demás calles murmurantes con paso apresurado para alcanzar el almuerzo.

Me dan ganas de pincharte sin que intuyas que lo haré. Sospecho que diecisiete segundos después tu respuesta llegará a mi móvil a través de amazonas andinas y un caribe presagiando la suerte de nuestro particular y controvertido crepúsculo verano-invierno en pleno centro de Santiago, tu casa; mi sueño.


¡Ahí está!... Te regreso la sonrisa sin saber si sonreíste. –Sé que lo hiciste.


Mi pinchazo decía: “No olvides nuestra cita en Buenos Aires”; en el cúmulo de nubes de tu mar desbarrancado sobre Jurica, remoto refugio senil con alguna fuga locuaz hasta el Congo Belga para saludar a viejos amigos. Todo esto ideado por nosotros desde Valdivia; sueños por vivir desde la casa soñada.


Para entonces, espero que al fin dejes de imitar mi acento que tanta curiosidad te provoca -¿qué entonación asimilará a la otra? ¿crearemos un nuevo lenguaje?

Ese día la sonrisa de tu mirada seguirá diciéndome lo que tu voz reflejó en aquellas seis horas de charla nocturna continental, nuestra primer velada juntos en delicia-distancia.
¿Será por esto que mi móvil de pronto se ha declarado en huelga, negándose a devolverte el pinchazo ahora que retornas al trabajo? Acaso fui profeta sin proponérmelo al escribir mi biografía en la página de los cuentos: temo que me veré en la necesidad de vender el teléfono para pagar la cuenta…


¡Qué importa! Cutito y su futura hermana –espero no le pongamos ese nombre impronunciable que has elegido para ella- son la mejor manera de interpretar la circunstancia; el estilo de tu arroba manuscrita; el punto final de nuestras firmas; incluso la rúbrica de Bachelet dando fe en próximos días a la veracidad del sentimiento expresado.





------------------------- & -------------------------






Soy un mexicano perdido entre ¿Ñuñoa? y… ¡qué sé yo! El mapa de la ciudad no me ha servido de gran cosa. ¡Sólo a mí se me ocurre llegar de sorpresa!

¿Alguien me puede orientar? ¡Cómo carajos llego a la Avenida Portugal!... por lo que veo, el smog me seguirá siendo familiar.


Mmmmmmmm. Creo que debo comenzar por preguntarle al taxista qué “weá” es esto de “comunas”; si es que se calla por un momento y deja de contarme las “copuchas” de sus “cabros” y de un tal “Poh”, que supongo es el alias de su mejor amigo.

Mientras esperamos el verde del semáforo, se me ocurre que al llegar al punto exacto de la Avenida Portugal imitaré a grito vivo la voz audaz de la Patana. En menos de diecisiete segundos seguro que ella asomará por la ventana…



Cargo poco equipaje

debo volar ligero

es muy largo este viaje

tan breve tu sendero.

5 comentarios:

Vivianne dijo...

Tu blog posee la magia y sabiduria, delicadamente elaborado con amor y dulzura, las fotos son increibles, un gran abrazo amiga, salud!!!!1

Anónimo dijo...

gracias monera :) muack

josef dijo...

Sí, como dice la Vivianne tienes un gran blog, pero es que tabién eres una gran escritora e ilustre ilustradora. Felicitaciones!

Adri dijo...

si que queda más lindo este texto que tanto me gusta, con la foto adosada ahora... con esa imagen de los dos... los quiero!

ValentinaCArrozzi dijo...

Esa foto me la robo... Es simplemente perfecta.

Les dejo mi abrazo